La guerra entre las distribuidoras y las salas de cine se ha cobrado su primer daño colateral. La principal cadena británica de salas no ofrecerá la versión de Tim Burton de Alicia en el país de las maravillas porque Disney ha reducido al mínimo la distancia entre el estreno en cine y la salida del DVD.
Frente a las 17 semanas tradicionales de diferencia, Disney ha anunciado que en el caso de la película en 3D de Burton sólo habrá doce. En menos de tres meses, el DVD estará en la calle en el Reino Unido, Irlanda e Italia, aunque no en otros países donde se mantendrán los plazos habituales.
La cadena Odeon se ha negado a estrenar la película. No ha conseguido arrastrar en la medida de fuerza a sus dos directos competidores, Cineworld y Vue, que también habían trasladado sus quejas. La primera ya ha dicho que ha aceptado las condiciones de Disney. Ha conseguido un pequeño extra en sus negociaciones con Disney, según The Guardian. La diferencia con la salida del DVD será de 13 semanas.
Las distribuidoras juegan con ventaja. Siempre habrá alguien que acepte la imposición. Odeon cuenta con 107 salas y 834 pantallas en el Reino Unido. Las otras dos grandes empresas de exhibición suman entre ambas 137 salas y 1.366 pantallas.
Odeon teme que esas doce semanas terminen convirtiéndose en la norma. Afirma que ha hecho una importante inversión en equipos para ofrecer filmes en 3-D y no puede aspirar a recuperarla en tan breve espacio de tiempo.
Quizá Disney no tenga previsto reducir el margen en todas sus películas, pero es casi seguro que esa es su intención con las producciones de alto presupuesto, en las que el destino económico del estreno se juega en las primeras semanas, y a veces en los tres primeros días.
Disney argumenta que el 96% del ingreso en taquilla se genera en las seis primeras semanas. Su objetivo es ponerle las cosas más difíciles a la piratería y favorecer la venta en DVD en grandes superficies, que no deja de descender.
Frente a las 17 semanas tradicionales de diferencia, Disney ha anunciado que en el caso de la película en 3D de Burton sólo habrá doce. En menos de tres meses, el DVD estará en la calle en el Reino Unido, Irlanda e Italia, aunque no en otros países donde se mantendrán los plazos habituales.
La cadena Odeon se ha negado a estrenar la película. No ha conseguido arrastrar en la medida de fuerza a sus dos directos competidores, Cineworld y Vue, que también habían trasladado sus quejas. La primera ya ha dicho que ha aceptado las condiciones de Disney. Ha conseguido un pequeño extra en sus negociaciones con Disney, según The Guardian. La diferencia con la salida del DVD será de 13 semanas.
Las distribuidoras juegan con ventaja. Siempre habrá alguien que acepte la imposición. Odeon cuenta con 107 salas y 834 pantallas en el Reino Unido. Las otras dos grandes empresas de exhibición suman entre ambas 137 salas y 1.366 pantallas.
Odeon teme que esas doce semanas terminen convirtiéndose en la norma. Afirma que ha hecho una importante inversión en equipos para ofrecer filmes en 3-D y no puede aspirar a recuperarla en tan breve espacio de tiempo.
Quizá Disney no tenga previsto reducir el margen en todas sus películas, pero es casi seguro que esa es su intención con las producciones de alto presupuesto, en las que el destino económico del estreno se juega en las primeras semanas, y a veces en los tres primeros días.
Disney argumenta que el 96% del ingreso en taquilla se genera en las seis primeras semanas. Su objetivo es ponerle las cosas más difíciles a la piratería y favorecer la venta en DVD en grandes superficies, que no deja de descender.
Las salas de cine son las primeras perjudicadas. "Disney nos está apuntando con una pistola a la cabeza. No son sólo las grandes cadenas las que sufrirán las consecuencias, sino también las pequeñas salas", ha dicho un portavoz de una empresa de exhibición.
El pastel del 3D, anunciado como el gran futuro del cine gracias al éxito de Avatar, es la oportunidad que esperaban los gigantes de Hollywood para cambiar las reglas del juego. En EEUU, las negociaciones entre distribuidores y exhibidores continúan, pero nadie cree que las salas se atrevan a renunciar al primer gran taquillazo, en potencia, del año.